Como lo dice la sección en la que este articulo esta, es mi mera opinión.
Hace ya unos 18 años que soy estudiante, creo que podría decirse que la mayor parte de mi vida lo he sido. Todo comenzó cuando entré a un sistema escolarizado a los 6 años, en un principio siempre te meten a la idea de que tienes que sacar 10, que ese es el máximo logro, y así fui un 10 durante casi los 6 años que dura la educación primaria, después viene la secundaria ¿Divertido no? Tienes ese momento tan épico en el que la edad te presenta cambios en tu vida, pero uno de los mayores estreses de esta es: “Tienes que sacar un 10 para ser alguien en la vida”, y así lo hice, ya en ese tiempo conocía un poco sobre concursos, ya había entrado a las famosas olimpiadas de conocimiento, pero justo en la secundaria conocí lo que era el dinero y el trabajo ¡oh sorpresa! La escuela no lo era todo, había que trabajar, ganar un poco de dinero para poder llevar una buena vida y así lo hice, claro eso me costó convertirme “en un 9.7”, porque no faltaba el maestro que te dejaba tarea como si no hubiera un mañana y claro haciendo varias cosas es muy complicado hacer tareas, o como la vez que me quede dormido en una clase y claro mis compañeros se burlaron de mi (Gracias a la vida en ese entonces no existían los “memes”), después de ese buen trayecto de la secundaria llegue a ese lugar innombrable, donde en ese momento era mucho más complicado, alejado de mi hogar, el esfuerzo era mayor y claro “el numero lo era todo” recuerdo como en el primer semestre pase de “ser un 9.7” a ser un “8” y un “irregular”, así fue como durante dos años y medio logre sobrevivir entre egos, hostilidades, profesores que te aplastaban porque “¿cómo es posible que no puedas pasar un simple examen?”, ahí fue cuando justo en ese quinto semestre, su servidor reprobó 7 materias, intento hacer lo posible por pasarlas y no lo logro. ¿Por qué? Tal vez porque no di el ancho, tal vez por el “shock” de ver cuantas cosas había ganado y cuantas había perdido en un solo semestre y no me mal interpreten esto no es una queja contra ese sistema riguroso y de alta exigencia, es una queja de como ese momento en el que me sentía tan feliz por haber logrado ganar lugares representativos en olimpiadas de conocimiento y poder haber sido aceptado en un programa de una empresa internacional, se veían opacados por esas 7 materias. ¿Había fallado yo? ¿El sistema me traiciono? Fueron algunas preguntas que me hice, después intente pasarlas y eso me costó tiempo, me costó ver cómo era brutalmente superado por mis compañeros, después llego esa época maravillosa de hacer tú examen para la superior, me emocione hice examen para las 3 principales universidades de México, pero o sorpresa al final una materia volvió a tener un “5” y por más que lo intente no lo logre de nuevo, es tan doloroso ver como “1 punto” puede cerrarte las puertas a continuar tu camino, en especial cuando recibes esos resultados de que fuiste aceptado en todas las universidades a las que habías aplicado, al final medio año después logre convertir ese “5” en un “6”, claro todo ese desanimo se tradujo en volverme “un 7.65”, así volví a hacer examen para la universidad, ya sólo para el IPN ¿Por qué no volví a hacer para las otras opciones? Sencillo, tome en ese momento mi más grande anhelo mire a la universidad a la que quería pertenecer, la carrera a la que me quería dedicar y me dije a mi mismo “Sí no puedo entrar, la universidad no es para mí, ya veré que hacer si no me quedo, pero me niego a seguir sintiéndome aplastado”, ¡Sorpresa! Si me quede, así fue como llegue a mi actual universidad, en donde el primer día varios profesores lo primero que preguntaban era ¿De que “vocacional” o media superior vienes? ¿Qué promedio traías?, cuando a mi consideración como lo hizo una profesora las preguntas deberían ser ¿Qué pretendes aprender en este curso? ¿A dónde quieres llegar?, pero bueno veníamos de una educación de más de 10 años repitiéndonos “Lo importante es el número”, así es como en el sistema actual de mi universidad me he encontrado a muchos que hacen hasta lo imposible por ser “alumno de excelencia” o por lo menos mantener “un buen promedio”, ¿Cómo lo hacen? Evitando a los “profesores pesados” o como en la mala jerga se dice “barqueando”. Porque claro vivimos en un país en el que para estudiar una maestría y tener una beca “necesitas ser un 8” mínimo, y no culpo del todo al sistema, pues ¿Cuál sería la forma objetiva de medir el conocimiento? Pero vamos de que sirve ser un “8” o un “10” si no vas a hacer lo que te gusta, si no se tiene una conciencia por amar lo que haces, por tener una conciencia social, si no puedes dejar de ser un número. En mi opinión ser estudiante debería significar “aprender a hacer algo que amas” y no “ser un 10”.